Caminan las horas con gran descontrol, como si el demonio de los años tratara de alcanzarlas. Así de vehemente corre el alma de quien no sabe pensar y todo lo quiere tener, toda altura y todo abismo. Porqué el instrumento no engalana la belleza de la mujer si no es tocado por un caballero amante.
Porqué el instrumento es abismo y la mujer las alturas; es porque la dicha es mujer y su amante el gozo, la penumbra.
Pobre de aquel que va detras de la mujer, porque nunca ira detras de él la dicha; pobre de aquel que trata de escabar sus propios abismos, porque jamaz conocerá el verdadero gozo.
Me sorprende ver como el presente se sorprende del presente y ansia en lo más recondito de su alma imitarlo. A mi no me engañan inoportunos, ustedes frustrados acompañan la noble causa del sugestivo. ¡Ataquen y glorifiquen al sueño! que pronto se sobresaltará la medula del mundo, impetuosos desprevenidos.
Lo mejor en estos tismpos es glorificarse del porvenir, lo mejor es que el ojo quite la mirada que se posa fija en sí, lo mejor en que los parpados ansienen las lejanias, la esencia es amar lo más lejano; lo que pocos logran alcanzar. El futuro.
El futuro que como mujercita encantadora se acerca a mi oido desprevenido para anunciar los días, el mañana y el que se desprende de él.
Porque aquí todo ya ha ocurrido, me anuncia, y ya nada puede cambiarse, aprende pues a tolerar. Porqué del que aprende a despreder su alma y a derramarla como cudal de rio sobre los abismos, és aquel que aprende a gozar. Porqué el que supera la limitacion triunfa y yergue su espada y escudo por sobre todos los suspiros, por sobre todos los pasares de largo. Porque se aprende a amar cuando el odio surca sin temor.
¡Vencedor de si mismo se levanta el espiritu que sabe brincar bruscamente de su cama que cruje con las rocas solitarias. Gozosa de la culpa se exalta toda alma que aprende el gesto más apropiado para seducir a la misma dicha!
La dicha aboga por mí, esque yo no corro tras las mujeres y la dicha es mujer.
Que porotuna es mi causa en el amor, y más oportuna es la lagrima que se desprende de los ojos para liverarse del vaho sugestivo y el azar donde todos danzan. Porque el verdadero amor es gozo profundo de los más solitarios.
Recorro el camino de la grandeza, no por que llega el brillo a destiempo, sino porque el porvenir me anunca exaltado entre sueños y nobles puños olvidados.

¿Acaso todo ya ha paso una y otra vez aquí?
¿Es que nada puede cambiar o transformarse?
¿Aquí adelante no hay un porvenir y devenir?
¿Es eterno el grito iconmensurable y constante?
Azules tormentas de cien cabezas
acuchillando, vilando y ultrajando los gestos.
Muere y permite.

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